jueves, 8 de enero de 2009

La potencia y la creatividad de la literatura a la Educación Ambiental o como el abanderado con un hilito de sangre vencieron a los búfalos mojados

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán[1]

"Ve lo grande que es el mundo- dijo-, y esta esperando que tu lo recorras. Velo bien por que dentro de ti tienes un horizonte igualito, igual de grande, igual de imponente. Algún día, o mañana, o al rato, quién sabe, cuando aprendas a mirar dentro de ti, cuando descubras las montañas de nobleza que hay en tu corazón, los apacibles lagos en los que flota tu pensamiento, los poderosos ríos de sangre en cuya superficie boga tu vida, algún día, cuando descubras todo eso, no vas a querer salir de ti mismo y todo lo demás te va a parecer frívolo, inútil, que está demás, como una esponja que no guarda agua. No vas a querer salir de ti mismo sino para vaciar en las personas que te rodean todo el amor que tu, hijo, eres capaz de dar. Lo demás no debe angustiarte. Puede dolerte o no, puede sacarte lágrimas, pero tu debes aprender a caminar a través de las lágrimas y a hacer con la basura lo que hacen con ella los hombres sabios: aprovecharla para construir, para sembrar. Para dotar a la tierra de belleza y frutos."
Eusebio Ruvalcaba (Lo que tu necesitas es tener una bicicleta ,1995: 40)
Introducción: agradecimientos, foros y homenajes
Agradezco a Javier Reyes y a Elba – por la idea y la obsesionada persistencia después de más de un año haya logrado sentarnos a la mesa de tan imponente antro con escenografía que oscila entre una película de David Lynch (Mulholland Drive) y un puesto de la Lagunilla en la ciudad de México los domingos-, también a Universidad de Guadalajara, a la prestigiadísima y deslumbrante Feria Internacional del Libro y los demás integrantes del Comité Organizador por el atrevimiento de convocarnos a este Seminario irredento sobre literatura y medio ambiente. Digo atrevimiento porque ni Eusebio Rubalcaba ni Carlos Martínez Rentería, ni Fedro, ni Borja, ni el poeta Nieto o el guionista Mendoza, ninguno de nosotros en realidad para abreviar tiene ochenta años, ni será nunca presa de homenajes acartonados, desmemoriados y oficiales. Y si de tiempo se trata y para ir entrando en materia, tampoco a la educación ambiental le queda mucho tiempo: o se transforma en otra cosa o desaparece para siempre. Por lo que va el primer brindis- de esta tarde- por la linda unión de las letras y la educación ambiental que hoy cruzan espadas en buena lid, ¡salud! ¡Por que se oxigenen juntas y se emborrachen festivamente esta noche y todas las que siguen!

La semana ante-pasada justo los días 22 y 23 de noviembre, en la ciudad de México se celebró el Primer Foro Globe de legisladores de América. En ese marco, el sábado 22 Barack Obama, muy al estilo de su campaña mediática recién ganada (en la que you tube fue un pilar incuestionable), irrumpe virtualmente en el Salón Verde del Palacio Legislativo de San Lázaro, con un discurso inusitado para quien ocupará la Casa Blanca en los Estados Unidos los próximos 4 años. Dice Obama:

"El cambio climático, y nuestra dependencia del petróleo, si no los resolvemos, son una amenaza en contra de la seguridad nacional de nuestro país. Vemos que muchas empresas están haciendo su parte, invirtiendo en las tecnologías limpias, pero en Washington con mucha frecuencia no han demostrado el mismo liderazgo.
"Vamos a comenzar con objetivos claros, anuales, que fijan la dirección para reducir las emisiones para el año 2020, para que invirtamos 15 mil millones de dólares cada año para tener un futuro limpio, invertir en energía solar, en la eólica y también vamos a ver todo lo que sea posible hacer con la energía nuclear. Esta inversión no sólo nos va a ayudar a reducir nuestra dependencia sobre el petróleo que viene del extranjero y darnos más seguridad en Estados Unidos, no sólo nos va a ayudar a tener un futuro limpio, salvando al planeta, sino que también nos va a permitir generar 5 millones de nuevos empleos limpios, verdes, que no se pueden encontrar por fuera”. (La Jornada: 23/11/2008)

Aunque prevalece el discurso de un liderazgo férreo y la centralidad americana en el político mulato, que en la realidad francamente sabemos que se encuentra desquebrajado ante una crisis financiera que todavía no toca fondo, hay indicios en lo antes señalado, de un golpe de timón en política ambiental, sobre todo en tres rasgos, a saber: el desprendimiento de una política petrolera a ultranza, el uso de nuevas energías conectado con la creación de empleos y la esperanza del futro limpio (sea cual fuere, el acento sería aquí en la idea de porvenir).
Después de esa irrupción portátil con la magia del video. Los congresistas de las Américas no podía dejar de dar fe, testimonio de lo sesudamente realizado esos días. Al respecto destacamos sólo dos puntos de la llamada Declaración del Foro Globe:
-Tanto los países industrializados como los en vías de desarrollo deben comprometerse a reducir la emisión de gases, a condición que las naciones más industrializadas cumplan las metas acordadas en términos de reducción de emisiones, transferencia tecnológica y financiamiento.
- En momentos en que se programa concluir las negociaciones de las Naciones Unidas en Copenhague en diciembre de 2009 sobre el marco post-2012 para enfrentar al cambio climático, por este medio respaldamos plenamente el documento de Globe sobre el periodo posterior 2012 aprobado por legisladores del G-8 y de las principales economías emergentes en Tokio en junio de 2008. (La Jornada: 25/11/2008).

No quiero alzar el rostro y ver caras de desconcierto, que resuman: a este buey ya le salió lo mamón, ¿no qué íbamos a chupar tranquilos hoy como ayer?
Colegas, literatos, parroquianos y amigos todos, de buena parte de los dos párrafos indescifrables antes citados va la vida de la especie humana, que se juega en los próximos años. Ante esto tengo varias preguntas:
¿Por qué yo que soy un vago (apunta Fadanelli en su última obra que es esta otra forma de conocimiento) que lee tres periódicos diarios no estaba enterado del Foro de Congresistas de las Américas?
¿Por qué si soy un educador ambiental ya con mis cada vez menos ocultos lustros encima nadie me corrió una cortesía aunque fuera para estar en gayola?
¿Mi fama de oveja negra ha llegado hasta los legisladores o simplemente no existo para ellos?
¿Qué pasará en Copenhague dentro de un año?
¿Irá la selección todavía con Eriksson, o habrá regresado el Vasco o de perdida Hugo?
¿Qué acordaron esos luminosos legisladores del G-8?
¿La gente (es decir la que veo en el pesero, en el metro, en los estadios, en un concierto, en mi salón de clase, en el tianguis, en la cocina económica, en el cine o en el puesto de películas piratas, la que chatea y pasa el tiempo entre el Hi5, el celular y el zapping, a los que veo empujando los carritos de supermercado, los taxistas a los que les pregunto aquí en Guadalajara si le van a chivas o al Atlas o la que se talla el lomo todos los días para sobrevivir)sabrá que pasó en Tokio en el 2008 o en el invierno y derrota del gobierno Norteamericano de la Reunión de Bali en el 2007?
¿Por qué no vino el gran Leonardo Meza para que nos explique que es trasferencia tecnológica?
Yo me enteré del evento por mi amigo uruguayo, el periodista ambiental Hernán Sorhuet, con el que cené el sábado, teniendo como vista de fondo la nada sustentable pista de hielo de la Ciudad de México. Entre el guacamole y una cerveza me dijo en tono de tristeza:

-Creo que hemos errado el camino al comunicar y educar ambientalmente. Creen algunos educadores ambientales que mientras menos se les entienda es mejor. Somos solo un grupito que quiere hacerse oír con gente que toma decisiones que tiene un discurso muy compactito: el de los intereses que los pusieron ahí. Hay que ser claros, que nos demos a entender con la gente.
Mira vos que Cristo, por ejemplo, trabaja con discursos claros y ya viste cuantos adeptos. En cambio en nuestros países quién ha asumido el liderazgo de lo ambiental parece no tener remedio.
Hernán se despidió siempre gentil:
-Estar con vosotros fue como una bocanada de aire puro, entre tanto protocolo.

Ahora estoy en Jalisco, cuna de Orozco, de Arreola, de Rulfo, Yáñez, Nandino, Ruvalcaba, tratando de aprender de la literatura, como conectar con la gente. Estoy en una cantina rodeado de amigos de mucho tiempo y otros que conocí hace 24 horas y me digo que no hay mejor lugar para dignificar nuestro campo. He intentar nuevos caminos para comunicar; significativos y de alto impacto. Buscar nuevas veredas, más rectas y sin poderes que aspirar o adorar.
Pero pongamos la pausita, vamos tocando la bola, saliendo desde abajo, más calmadito. En Educación ambiental casi por ahí de la segunda sesión formativa se aprende que esto es un proceso, que es complejo e interdisciplinario y que a uno lo han engañado todo el tiempo, la educación y los medios, fragmentando la realidad. Y otras cosas que si no las aprendió uno en este noble campo, si las viene practicando cotidianamente como aquella conseja del Sabina de que dos no es igual a uno más uno.

Porque pido disculpas pero si voy a ir por partes, dado que de inmediato que puse el cursor en enviar en el título de la ponencia, ya no supe como echar para atrás. Entonces me permitiré ir tocando cada una de las ideas que mande por título tratando de dar una idea general. También pretendo rendir tributo al Mtro E. Ruvalcaba que es hace mucho tiempo uno de mis asesores en materia ambiental y de escritura, aunque él lo ignorara hasta este momento.

La potencia y la creatividad de la literatura
Un libro es un organismo vivo, también como quieren las metáforas canónicas, un instrumento que traza geografías, una herramienta y una brújula en las encrucijadas del mundo. (…)Los libros constituyen universos portátiles. Cada quién refleja la imagen de lo que ha leído, y en alguna parte ignota estarán atesoradas nuestras fotografías anómalas, atroces, bellas, cómicas o urgidas de consuelo en la que aparecemos bajo la imagen y semejanza de lo que hemos leído. (…) Buscamos orientarnos y desorientarnos, afinar dotes de supervivencia, el hechizo y los riesgos que urdan un plan evasivo y de encuentro. El croquis perfecto contra los asedios circundantes y contra uno mismo.
Sergio González Rodríguez

También yo busco la evasión del mundo y de mí. Cansado y harto de mis infiernos internos y de los paraísos externos y al revés. Y eso casi siempre sucede gracias al diván cinematográfico y a la letra impresa . Por supuesto a estos dos vicios mayores no se llega fácilmente. La escuela casi esta imposibilitada, por su origen, estructura y fin para asimilarlos y propagarlos. En mi caso el rito de iniciación tuvo que ver más con la amistad y la sensibilidad que con la escuela.

He confesado que fui un lector tardío, mi primer libro fue Gazapo, de Gustavo Sainz ya bien entrada la Adolescencia. Al ingresar a la Universidad noté que mi reciente incorporación a la fila de los lectores de libros, me salvaría la vida en un recinto en el que la lectura era el pan de cada día. Aprendí que no podía llegar a una clase sin haber leído, algo que pagan mis alumnos todos los días. Pobres cabrones. Fue un tiempo en el que también por necesidad me volví al marxismo: primero con resistencia, luego con verdadera pasión y finalmente con distancia. Afortunadamente dos cosas me salvaron: estudié una carrera paralela con Mauricio Tenorio, compañero de carrera como único docente. El guiaba sutilmente mi huída del mundo de la lucha de clases hacia el edén de las letras. Así al terminar los trimestres si me veía con la Ley de Herodes de Jorge Ibargüengoitia me decía, lee Las Muertas y Dos crímenes, con eso es suficiente. Si traía bajo el brazo El gato de García Ponce, me recomendaba Crónica de la Intervención. También me enseñó a leer a O. Paz, C. Fuentes y Borges. Me dosificaba “no puedes saltar de los Cuentos de Cortazar a Rayuela “. En su casa, siempre olorosa de madera fina, tuve la sensación espléndida de que el mejor habitante de las casas después de la familia, una planta y una mascota son los libros..

La otra influencia fue el cine dividida en tres: una novia que para ligármela le confesé mi amor cinematográfico, me regaló ya de novios: La aventura del cine mexicano de Jorge Ayala Blanco. En las primeras cuartillas me quedó claro que hay quién sabe de cine y quien va, paga su boleto y lo siguiente sería callar. Además me regaló muchos libros de cine de Galindo, García Riera y Gustavo García. Me empecé a formar en el cine, sobre todo el nacional hasta que en la Normal Superior, Ricardo Espinosa de los Monteros otro compañero letrado de clase, dijo una frase lapidaria: no hay buen cine mexicano de calidad. Le hablé de Buñuel (español) , de Gavaldón y el indio Fernández , Galindo y Ripstein. Con una sonrisa me dijo que lo acompañara a Gandhi (la única que existía, en Miguel Ángel de Quevedo) me llevó a la sección de cine que no abandoné hasta que me corrieron del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos. La tercera influencia relacionada con el cine fue la lectura de guiones y novelas relacionadas con el cine. En realidad la Gandhi, ahora tan cambiada, sigue siendo una amante oculta. Ayer mismo compré aquí en el stand de la Feria un pinche librote sobre el Cine Norteamericano de los años Cuarenta del siglo XX, que no sé como voy a cargar cuando me vaya.

Esta historia de mi vida con los libros ya la he contado. Tengo que decir que como el más culto del portero que ha tenido el Atlante, Félix Fernández, esta huida sin fin hacia la lectura de la literatura y el cine te llevan a escribir. Así por puro gusto hemos llenado algunas páginas. Cosas todas malas pero sinceras sobre estas pasiones ya por lo tanto no tan ocultas.

Soy un simple educador ambiental, sin embargo, he intentado escribir ensayo, cuento y una novela colectiva por correo electrónico. Soy solo un aprendiz, siempre lo seré inevitablemente. Mi relación con el hecho literario es triple: dolorosa, placentera y necesaria. No es fácil escribir es indispensable la técnica, el tiempo, la pasión, la disciplina, ideas y el fervor de llevarlas al papel. Yo por ejemplo busco miles de pretextos antes de sentarme y poner los dedos en el teclado; que sí eso no deja, que quien lo va a leer, que si tiene algún sentido, que si mejor saco a la perra a pasear, que quien va publicar esta porquería, etc. Por eso mi aprecio por los escritores es grande. Seres que le dan la vida entera a la letra escrita. En esta sociedad de iletrados ellos apuestan ciegamente a contar historias. Mis respetos para los colegas que en estos días nos han regalado su obra y compartido su experiencia. Que se forzaron a pensar ambientalmente.

Por lo que también el goce que produce escribir es inmenso. Los que están aquí, que si son profesionales del oficio lo saben mejor que yo: que el clímax está en encontrarnos, en relatar algo que nos ha sorprendido, que merece ser contado, que nos produjo alegría hasta ahogarnos de la risa, nos desgarró el alma o nos hizo pensar.

Para un educador ambiental escribir es una necesidad. No es opción. Hay mucho que compartir, que mostrar, que documentar, que denunciar, que develar, que relacionar, que integrar. Esta consigna para mi es clave a la hora de echar a perder, es decir, formar educadores ambientales, que escriban, como puedan pero que no se nieguen ese derecho y responsabilidad.

Y mentiría si dijera que no lo hemos intentado, en carne propia, ahí están: documentales, ponencias, novelas juveniles, conferencias, intervenciones educativas, investigaciones y miles de clases.
¿Y que has logrado, mi cabrón?

Mucho o casi nada, según como amanezca de juez conmigo. Por ejemplo hoy amanecí queriéndome un chingo y me dije: entre otras cosas ser amablemente considerado para estar aquí re-inventado la pedagogía ambiental mexicana. ¿Amaneciste soberbio? No, más bien preocupado.

La literatura a la educación ambiental
Soy educador ambiental, como decía, por que me fabriqué esa mentira como destino y me convenzo todos los días que vale la pena seguir atando un eslabón con lo que viene, aunque parezca todavía que los locos somos nosotros y no todos los demás. Hay mucho de mesianismo y de apostolado. Pero que remedio.

Creo que no hemos llegado lejos, por que otros discursos son más poderosos, en todos los sentidos. Pienso en la literatura y me postro ante ella. Y aunque las comparaciones son odiosas y las generalizaciones erróneas. Veamos el siguiente cuadro:




El cuadro es un primer intento crítico pero pretende señalar en donde estamos parados, justo para hacer algo distinto que puede partir de este templo del saber.

Para documentar nuestro espíritu otro comparativo sobre literatura y Medio Ambiente: la Feria del libro, que ayer visité, está llena de literatura (novelas, cuentos, teatro, poesía) miles de volúmenes que la gente exhibe y compra . Y la educación ambiental, bien gracias.

El abanderado
"El abanderado (versión libre de un cuento de Don Eusebio actualizada por un educador ambiental. Con su permiso)"

"Lo último que hubiera querido: que me escogieran para El Seminario de Literatura y Medio Ambiente. Porque es mejor estar en mi Programa Académico marginado del campo, sin que nadie se fije en ti ni tú te fijes en nadie, aunque siempre hay la posibilidad de que desde tu Universidad tú si te fijes en lo que quieras, sea persona, animal, mueble o ciudadano director general (como no le gusta que le digamos al ciudadano Chava Morelos al que también le agradecemos esta convivencia).Pero ni modo. Me escogieron y ahí no puedes decir fíjense que no, gracias. Porque lo deciden entre Educadores Ambientales. Dicen que se fijan en todo, ó sea en lo que algunos les han hecho creer que es todo: las certificaciones, la calidad, los egresados, las publicaciones y la conducta. Claro está que tienes que estar en el Padrón de Excelencia. Pero estar en el Seminario es muy cansado. Te sacan a las 5 la mañana de tu cama y bajo el puritito frío chilango y te han mandan un chingo de mail donde unos contradicen a otros. Pero ves buena fe y dices va, por la misión que te has echado sobre el lomo, sin que nadie te lo pidiera.Así que cuando Reyes y García apuntaron mi nombre en la invitación dije sopas, aquí se acabo mi felicidad. No sé ni por qué me escogieron. Pero puedo decirles que no soy muy machetero ni nada que se le parezca. Ni siquiera soy Doctor. Simplemente y para que mis jefes no me molesten hago mis artículos, doy mis clases y en las juntas de Colegio tengo cerrada la boca, pero no para que me pongan puntos en mis estímulos o me viatiquen en Congresos, a mí eso no me importa, si no para que se acaben más rápido. Y a mí me aburren como si estuviera viendo a La Nacademia, por eso prefiero estar solo en la educación ambiental y no echar relajo cuando me invitan a Guanajuato o a Pátzcuaro. No soy el único les podría contar lo que sucede cuando los educadores ambientales Fedro, Helio, Javier, Joaquín, Adrián, Pedro y otros cábulas se sienten libres en la cantina como en el recreo. Pero creo que ellos deben contarlo por ellos mismos.Pues digo que estoy en el Seminario y aquí estoy. Y justo con los más guerristas, cuyos nombres ya mencioné y otros cabrones que trajeron quien sabe de donde: algunos con cara de no matar una mosca, pero otros si francamente con rostros de pachecos. De haber ganado mil guerras sin soltar la cuba de la mano. Supongo que a estas alturas ya se habrán preguntado porque escogieron a los más desmadrosos de ambos grupos (literatos y educadores ambientales)- salvo yo, que soy más bien indiferente y gris, como ya quedó dicho - y no a los más aplicados, como ha sido siempre. Pues por dos razones: porque los más aplicados ya habían estado en todos los Seminarios, Congresos, Foros, Encuentros, Revistas, Conferencias y anexas, y, segunda razón, para ver si así se disciplinaban los relajientos. Porque según el ciudadanodirector, los revoltosos mejoran si los haces sentirse bien.
Yo tengo mis dudas al respecto, dado que ayer me soplé en forma estoica como ocho conferencias que hablaron de sémen en las sabanas, eucaliptos que no dejaban ver las carpas y viejas mal atendidas sexualmente por el diablo, camarones en veda que después no cenamos, decálogos infernales y recomendaciones desde el sentido común más genuinas que tratados internacionales, de las próximas cien novelas ambientales (o de Ciencia Ficción) a presentarse en las siguiente cincuenta FIL, de médicos nigerianos o fraudes financieros de gobernadores. De la última, la neta, no comprendí nada.Lo atribuí al cansancio pero como ya dije; yo callado, con gesto impasible. Pero creo que tampoco nadie estaba entendiendo ni madres, primero porque el moderador que está sentado bien padrotamente se bajó de su trono de moderador; luego se salieron los que nunca se salen aunque los corran y además fue el motivo de profundos análisis ya a la salida.
Luego a gastarnos como niños en kermes los boletitos con que nos premiaron. Todos a la barra y eso estuvo de poca madre. Después caímos en un antro ya totalmente confundidos, con libreros y otras especies que tomaban como albañiles el día de la Santa Cruz, y hasta bailamos abrazados junto al baño de damas en donde nos albergaron los del canal 22.
Hoy me toca hablar a mí y lo único que se me ocurre es gritar, es: ¡Viva la Vida, la literatura que la recrea y la educación ambiental que la acompaña! O ya de perdida preguntar: ¿dónde se quedaron los Sub comandantes Carlos Martínez Rentaría y Leo Mendoza la noche de anoche, porque yo, la verdad, ya perdí hasta la bandera que me trajo?
El hilito de sangre
En la literatura supongo también se nutre de conceptos, ideas fuerza. Sigamos algunos fraseos de Ruvalcaba que demuestren por que lo consulto religiosamente todos los lunes en el periódico:
Sobre las Anforitas, su estado desvalido al final y su homenaje mayor, dice:

Es común encontrar anforitas de este tipo en las banquetas. Se ve ahí la anforita vacía, sin una sola gota. Como un hombre sin alma. Se piensa en el hombre que se las bebió. Se buscan sus rostros. Se hurga cerca hasta encontrar sus huellas: unas gotas de sangre, una agujeta un periódico desojado. (Las anforitas) son botellas oblongas, cuya forma curveada se adapta al saco, esto es a la prominencia del pectoral. (…) Tal vez el más alto reconocimiento lo realizó Mike Figgis en Living Las Vegas. En aquella secuencia que Elisabeth Shue (Sera) le regala su respectivo recipiente a Nicholas Cage (Ben). Tal cual un pacto de amor y comprensión. (Diccionario inofensivo, pág. 78-79: 2001).

Sobre los actos impulsivos y no menos profundos a los que invita el afecto:

La idea no fue mía fue de Lalo. Es que el sabe lo que me aflige, lo que me jode aquí dentro. Por eso lo propuso; así como estábamos de briagos ir a la tumba de mi padre y sincerarnos con él: nos habíamos bajado casi un litro de ron cada uno. “Vamos a ver a tu jefe, se va a sentir a toadísima madre de verte hasta la madre, dijo. “ Vamos, pero ¿y si se encabrona?, dije” (16 de septiembre: 1992)

Confesiones afectivas sobre su relación con la naturaleza, tengo que decir aquí que este lo uso didácticamente en mis clases de investigación cualitativa. Leemos completos los 56 momentos, que a veces se interrumpen ante alguna pregunta como: Profe,¿qué es urgía?:

Chipote agoniza: Se orina. Se vuelve a mirarme. Me pide perdón con la mirada. Es la mirada más triste que he visto (56 años, 56 momentos: 2005).

Auto descripciones vestidas de elogios a otro escritor, que no aceptaría Eusebio pero así lo percibo.

Tengo a Tenessse Williams, que cada vez me maravilla más por ese modo de estrujar las entrañas, por su palabra punzante, que va directamente y sin complacencias pero sin escatimar belleza y arrobo, es el escritor que escribe más que conmovido, de rodillas ante la pesadumbre del ser humano, y aunque este atravesado por el desconsuelo del otro, no cede un ápice en el pulso de4 su historia. (Mi estudio: 2007)

De los sabores del planeta y el método para aproximarse a ellos:

A limón Así saben las gotitas de sudor que se quedan atoradas en la nuca. ¿Nunca las has probado? Son ricas. Lo primero que necesitas es acercarte a esa nuca que tanto deseas, acercarte con la lengua muy dispuesta a dejarte sorprender. Sí tu eres de los gandallas que no se asombran por nada ni de nada, entonces ni caso tiene que lo intentes, por que cuando esas gotas hagan contacto con tu lengua, no apreciaras el tesoro. ( A qué sabe una mujer : 2007)

El hilito de sangre: ¿Cuándo los educadores ambientales nos atreveremos a usar el lenguaje, la realidad, el cerebro y la creatividad así?; ¿A cuántos años luz estamos de esto?; ¿A cuanto nos aproximó la nave espacial la U de G en la Cantina La Maestranza con este evento?

A manera de conclusión: los búfalos mojados deben abrir la sesión o se extinguirán.
El saber trasmitido adopta siempre una apariencia positiva. En realidad, funciona según todo un juego de represión y de exclusión(…) de aquellos que no tienen derecho a saber, o que no tienen derecho más que un determinado tipo de saber; imposición de una cierta norma, de un cierto filtro de saber que se oculta bajo el aspecto desinteresado, universal, objetivo del conocimiento. El saber académico, tal y como está distribuido en el sistema de enseñanza, implica evidentemente una conformidad política.
Michel Foucault (La Microfísica del poder: 1980; 32)

La educación ambiental podrá ser todo menos una secta que se come en forma caníbal a sus miembros por exclusiones, castigos, divisiones, ostracismo, ocultismo y lenguajes crípticos. Es mucha la chamba por venir y muy poco el tiempo, para seguir en ese derrotero.

En poco más de una década de existencia la educación ambiental en nuestro país se volvió sectaria y perdió el foco. Confundimos el rigor con la descalificación. El apoyo con el regaño. El gremio con el sometimiento. Se empezaron a repetir los eventos en los que solo algunos eran invitados, para oír lo mismo de siempre como en una mala misa. La fuerza de la heterogeneidad alcanzada en la década de los noventa se fue diluyendo, entre discusiones estériles como si debía tener apellido o no la educación ambiental. Es cierto, continuó el trabajo en muchos educadores ambientales a lo largo del país pero casi siempre en forma individual, aislada y heroica.

Pongamos un ejemplo. En la educación superior de nuestro país, en particular, las cosas fueron peor, para poder subsistir tenía que ser presa de alguna forma de evaluación, que buscaba desaparecer y no comprender. Con el peso de indicadores, cuerpos académicos y padrones de excelencia los educadores ambientales se convirtieron en lo único que no podrían: unos ganapuntos.

Ya no la producción académica en educación ambiental por el muy noble fin que eso persigue, es decir, la de ser una estrategia que enfrente desde una trinchera educativa la crisis ambiental, en su lugar, fue apareciendo un hambre insaciable por saber si lo que hago será considerado positivamente para mi estímulo este año. Lo más terrible es que de esto y las insalvables divisiones que generan en los grupos académicos nadie quiere hablar. Es como de mal gusto. Está fuera de lugar. Becarás y dividirás; a eso esta quedando reducida la Política Educativa de la Educación Superior de nuestro país.

En ese contexto el campo de trabajo de la educación ambiental apuntó la mira a cuestiones como: los artículos arbitrados con refereo internacional y bases de datos de irreprochable selección. A buscar ser doctores y, por que no, a pertenecer al Sistema Nacional de Investigadores. Lo cual insisto es de tal poder mágico y hay tal convergencia de eminencias en estas aspiraciones que no se debe cuestionar. Respeto pero describo: estoy viendo morir a las mejores cabezas de la educación ambiental en las universidades siguiendo un camino erróneo dictado por los más obscuros intereses educativos internacionales.

Tengo otra duda: ¿es este el fin de la educación ambiental?
La respuesta evidentemente es no. Si vamos al concepto mínimo de esta educación, el que menciona que es un proceso, una transdisciplina, que sensibiliza, que empodera, que permite construir alternativas para un mejor mañana para la sociedad y la naturaleza, una educación desde abajo, en el que siempre quedó implícito el cuestionamiento del sistema considerando la sustentabilidad como alternativa.
Cambio entonces la pregunta: ¿todo esto para quién?

Entonces pienso en la gente, o como le queremos llamar: clase, pueblo, comunidad, audiencia, sociedad civil, etc.

Medito que la literatura, el arte, la cultura tal y como la conocemos: creaciones humana, deben ser sus aliados. Pienso en todo lo que podrían enriquecer al campo. Ricardo Piglia señala que es narrar para que nos convenzamos del poder de la literatura:

Y quizá eso es narrar incorporar a la vida de un desconocido una experiencia inexistente que tiene una realidad mayor que cualquier cosa vivida.

Las palabras del escritor argentino me conducen a la borrachera de realidad y de estimulantes académicos en los que hemos caído. Deberíamos ahora nutrirnos y compartir más experiencia inexistente. O experiencias existentes como estos dos hermosos días en los que nos hermanamos literatos y educadores ambientales, saliendo fortalecidos ambos.

Quiero finalizar con un pensamiento no de alguna vaca sagrada pachona de puntos y súbditos, sino con el estribillo de la rola que puso mi hijo adolescente mientras nos conducíamos a ver el domingo cómo la máquina azul cazaba pumas en CU. Es de Enrique Bunbury, y la canción es una evocación, se llama Sácame de aquí:

Nos hemos equivocado teniendo toda la razón,
Pero aún podemos ser libres dentro de una canción.

[1] Palabras leídas en el Seminario sobre Literatura y Medio Ambiente, organizado por la Universidad de Guadalajara y la Semarnat, el 1 y 2 de Diciembre del 2008, en el marco de la Feria Internacional del Libro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

felicidades. lei el doc del tona. como siempre. excelente. se extinge la e.a.?
saludos desde las canchas de algun lugar de ntro pais. su amigo. amf