viernes, 17 de abril de 2009

El Maestro que quise ser

José Guadalupe Rincón Andrade*

Con inmenso cariño para Lulú Márquez, Laurita, Walberto y Memo q e p d.

Desde Palacio Municipal en Mazatlán, Sinaloa, en una oficina reducida recién inaugurada y que como otras nos fueron asignadas a los regidores para atender al público, escribo emocionado este artículo, en el cual espero no me gane el ego y solo exprese lo que para mí representa la Revista Caminos Abiertos en mi paso por la Unidad UPN 095 D F Azcapotzalco.

Aquí, donde escribí para un periódico de la localidad:

“…Somos un cuerpo de Regidores ciertamente plurales y diferentes y dentro de nuestras atribuciones fundamentales está no solamente el asistir a sesiones y participar en la toma de decisiones, sino también en proponer alternativas de solución y dar seguimiento a toda gestoría independientemente de legislar sobre nuevas propuestas.

“El Capítulo V y VI de la Ley de Gobierno Municipal del Estado de Sinaloa, hace referencias específicas sobre los Regidores y las Comisiones que deberán atender y en este renglón es necesario subrayar nuestra obligación de no fallar a quienes depositaron en nosotros la confianza, es menester demostrar con hechos lo que la gente quiere, vivimos tiempos de cambio y ello nos obliga a dejar viejas prácticas que mucho daño han causado a los partidos políticos y con ello han generado la pérdida de confianza hacia políticos con verdadera vocación de servicio.

“Hemos respondido los Regidores hasta ahora con las responsabilidades propias de nuestro encargo y solamente lo hemos utilizado como pasarela para satisfacciones personales propias de nuestro ego en la búsqueda adelantada de otros espacios?...”


Retomando el inicio de la reflexión que nos ocupa, espero en una relación sucinta expresar lo que para mí significa Caminos Abiertos, es todo y a la vez algo muy especial en el que se subsume gran parte de mi vida entregada al magisterio, pero particularmente a la Universidad Pedagógica Nacional.

Ciertamente somos entes de expresiones y actividades plurales, pero sólo con una vocación: La de servir, y si es dentro de la educación mucho mejor, ahí está la génesis de nuestra existencia.

Por ello y porque luchamos en su tiempo por la creación de la Universidad Pedagógina Nacional y luego porque estuvimos al frente de dos Unidades - U P N - la 252 de Mazatlán y la 095 DF Azcapotzalco, con conocimiento de causa podemos expresar si la UPN alcanzó la meta de los objetivos originalmente visualizados, - nivelación(licenciatura), maestría y doctorado.

En lo personal afirmo que no se alcanzó la meta y uno de los responsables fue Olac Fuentes Molinar, irónicamente exrector de la Universidad Pedagógica Nacional, creando los Centros de Actualización Docente cuando llegó a la Subsecretaría de la SEP, que vinieron a realizar simultáneamente las funciones asignadas a la UPN en el aspecto académico.

Él, como otros llamados maestros, fueron y han sido los principales enemigos de la que llamamos orgullosamente la Casa superior de los maestros y que hoy para subsistir aprovechando la creatividad y la inteligencia de sus docentes, crea diplomados y especializaciones y en algunos de los casos licenciaturas para docentes en servicio.

Sin embargo puedo afirmar que a nosotros nos tocó la mejor época de la Institución, cuando la Docencia, la Investigación y la Vinculación Social tenían su propio presupuesto, lo que permitió que los trabajadores de la educación de este nivel, pusieran al servicio de la institución su creatividad y los proyectos que presentaron y luego llevaron a la práctica, permitieron alcanzar así en esta etapa los objetivos anhelados.

Después de que la entrañable maestra Lupita Olivares fundara la 095, con un maravilloso equipo de compañeros; vino luego Rodolfo Alcaraz que con los mismos, continuó con el proyecto de la UPN, poco tiempo después el recordado maestro Dagoberto Martínez Escamilla (q e p d.) se convirtió en el tercer director de la Unidad y él como buen amigo y paisano entregó al que esto escribe, la Unidad 095, muy mermada en matrícula -159 compañeros alumnos-profesores en servicio.

Con el entusiasmo y el apoyo de los compañeros, después muchos de ellos mis amigos, logramos incrementar primero la matrícula con algunas estrategias, a través de los llamados grupos externos en Cuautitlán, Santa Mónica y Ciudad Satélite en el Estado de México y en San Rafael, Clavería, Electricistas, Tlatelolco, David G Berlanga, Mariano Matamoros en el Metro Hidalgo, Benito Juárez en la Colonia Roma, Colegio La Salle, Normal de Educadoras, Guadalupe Victoria en la Colonia Guadalupe Inn, Lomas de la Era en Alvaro Obregón, Santa Cruz, Cacalco, Dirección General de Actualización del Magisterio, y Coordinación Sectorial de Educación Preescolar en Palma Norte, todos estos en el Distrito Federal. La Universidad Pedagógica intinerante fuera de las instalaciones. Sobra decirlo, la matrícula creció.

Pocos, muy pocos directores han tenido el apoyo de autoridades superiores de la institución así como de los compañeros de la misma, como el que en suerte tuvo el que esto escribe, en mi paso por la nunca olvidada y siempre bien recordada Unidad 095 DF Azcapotzalco, esto que fácilmente se dice en unas cuantas líneas, significó en su momento entrega desinteresada de todos los trabajadores de la Unidad, cuando se dieron cuenta que el propósito que nos animaba era sólo uno, entrega absoluta a la Universidad Pedagógica Nacional.

La creatividad en los maestros por vocación es un signo distintivo que permite expresar nuestros sentimientos enfocados hacia objetivos viables y díganme si no nos asiste la razón cuando leemos “…La conocí en 1910 cuando era apenas nebuloso y confuso anhelo de una multitud hambrienta, haraposa e inculta, me enamoré de ella cuando saltó del corazón de esa multitud para prenderse como ideal a una estrella y cuando de ella bajó a su gallardete revolucionario, pero me cautivó para siempre cuando de mero sueño se convirtió en realidad tangible…” Maestro Rafael Ramírez Castañeda. El pensamiento mayúsculo del que fuera creador de la escuela rural mexicana nos impulsa a la creatividad cuando con el trabajo mantenemos vivo el germen del normalismo rural, solamente quienes abrevamos en los manantiales de la sabiduría que nos dieron nuestros segundos padres; los maestros de la escuela rural. Conocemos de nuestro origen, somos nutridos por la empatía de compañeros que formaron y siguen siendo maestros de vocación y el mayor ejemplo lo tenemos en los que laboraron y siguen haciéndolo en la Unidad UPN que nos ocupa. Años aquellos en que formamos la llamada estudiantina de la Unidad, ¡con qué entusiasmo ensayaban para luego participar con emoción manifiesta! No menciono nombres por temor a equivocarme olvidando a alguno, pero desde profesionales hasta aprendices nos dieron la mayor satisfacción para poder afirmar que cuando se quiere se puede.

Federico Reyes Heroles, Mario Ruiz de Chávez, Diego Valadés, Tomás Vázquez Vigil, etc., fueron algunos personajes de la vida política y académica que apadrinaron muchas de las generaciones de maestros egresados en lugares especiales donde realizamos los eventos: El auditorio “Lauro Aguirre” de la UPN Ajusco, El Auditorio”Lauro Aguirre” de la Nacional de Maestros, el Teatro del CONALTE, El Auditorio del Conservatorio Nacional de Música, El Auditorio del Museo Nacional de Antropología e Historia, El Auditorio Central del parque Naucalli en Naucalpan, El Teatro del SNTE y otros muchos sin olvidar el de usos múltiples de Lago Bangueolo y desde luego el de Ejército Nacional en donde actualmente se levanta gallarda nuestra inolvidable Unidad.

De los muchos proyectos creados por la inquietud de los compañeros, los recuerdo bien a ellos, fue la investigación educativa que CONACyT apoyó para su realización, ¡qué cohesionado grupo se integró! ¿Cómo se llamaba la amiga de mi siempre bien recordada Mireya? La que en el desayuno, la comida y la cena siempre mencionaba, sobre todo después que regresaron de Puerto Rico. Estos son las anécdotas que siempre me harán recordar con cariño a la 095.

Cuando desde esta aparente lejana tierra, hermosa y maravillosa tierra a la que propios y extraños cantan y dicen: Hoy que el destino me trajo hasta esta tierra, donde el Pacífico es algo sin igual, es necesario que toque la tambora, para cantarle un corrido a Mazatlán.

Esta hermosa tierra en donde trabajamos todos, para aceptar que la Entidad sea llamada el granero de México, es producto de la cultura del trabajo y la responsabilidad de los sinaloenses que orgullosamente participamos en la construcción del Estado.

Nos duele de verdad, ¡Vaya que nos duele! que sea el otro Sinaloa el que cubre los espacios mediáticos, pero quien conoce a la gente de esta tierra, sabe que es hospitalaria y entrega la mano amiga, esperando igual respuesta a quien se la extiende.

Pareciera que olvidamos de momento que nuestro artículo está enfocado a la celebración de los dieciocho años de vida de la Revista Pedagógica Caminos Abiertos, pero no es así, porque nuestra profesión está impregnada de eso que llamamos recuerdos vivos. Fue una mañana hace dieciocho años, cuando un grupo de compañeros atendiendo nuestra inquietud estimulada ésta por el deseo de hacer “algo”, que nos reunimos en el cubículo del compañero Juan Escalera, para acordar mediante concenso el nombre que se daría a nuestro órgano informativo, algunos propusimos los nombres de: Vida Estudiantil, Piedra, Ecos Estudiantiles, La Voz del Estudiante y Caminos Abiertos, esta última propuesta de - otra vez - nuestra inquieta compañera Mireya Hernández García.

Con este antecedente en el mes de febrero de 1991, apareció el primer ejemplar de nuestra revista, diseñada por el inolvidable amigo Fidel Silva Flores, con su primer Consejo Editorial, integrado por compañeros amigos que dieron todo por el proyecto y dígame usted si no : Hugo Alavez Hernández, Manuel Zavaleta Santamaría, Manuel Quiles Cruz, Dolores Gaona y Martínez y Tonatiuh Ramírez Beltrán.

¡Cómo olvidar! en esta sucinta reflexión a quien en momentos difíciles junto con otros amigos, acompañó al suscrito a Mazatlán cuando la naturaleza lo flageló arrevatándole a su hermano Jesús, me refiero a la también inolvidable Lourdes Márquez Vázquez q e p d. y que responsabilizamos del Departamento de Titulación.

Quiero recordar también con mucho agradecimiento a quién hasta la fecha considero un buen amigo a Demetrio Gutiérrez Arellano, Jefe Administrativo, diligente siempre en la solución de los problemas.

Entonces hace dieciocho años en la Presentación de la Revista escribí:

“…Hoy, se da a conocer, “CAMINOS ABIERTOS”, Boletìn Informativo de la Unidad UPN 095 de Azcapotzalco, D.F., Nace, previo acuerdo del Consejo de Planeación de nuestra Institución y como una actividad de las muchas que viene realizando este centro de trabajo.

“Maestros asesores, administrativos y alumnos de la Unidad que incursionan en el saber más difìcil, la creación; sin embargo, lo hacen porque todo es posible cuando existe voluntad y desde luego apoyo, éste último lo damos incondicionalmente cuando el trabajo se hace para proyectar más allá a nuestra Institucón.

“Iniciar la obra es difícil, y fácil caer en la tentación de la crítica, no dudamos y estamos plenamente seguros que será con el ánimo de perfeccionar lo ya hecho, para que resulte mejor lo que está por venir, por lo mismo, en nombre de la Unidad, manifiesto mi reconocimiento y expreso mi solidaridad.”

Y miren quienes nos hacen el favor de leer estas líneas, cuánta razón me asistía ya que en el mismo número escribió lo que buscábamos, Tonatiuh Ramírez Beltrán, también fundador de este espacio informativo, además mi compadre y entrañable amigo, escribió:

“… La presente es la primera entrega de PALIMPSESTO columna que analizará el pensamiento científico. Nuestro primer intento será el de esclarecer algunas pautas metodológicas contenidas en diversas teorías. Estas son parte fundamental de la ciencia. Sin las teorías no habría cuerpo sistemático de conocimientos. Dirigen nuestra atención a hechos y observaciones. Son las teorías que ofrecen criterios para validar la investigación. En resumen, muestran rutas probadas a seguir.

La presentación de las diversas teorías tendrán siempre un carácter introductorio, de primera aproximación, jamás de resúmenes exhaustivos.”


Con la misma pasión de entonces y aunque con mucha distancia de por medio por el lugar en donde nos encontramos, lugar que es sinónimo de paraíso, seguimos entregados para lo que siempre pero hoy de momento realizamos: -servir a los que menos tienen en un mundo globalizado, donde la falta de seguridad sigue con la pobreza de la mano siendo los adalides del catastrófico momento que vivimos –

Sin embargo, en este ir y venir desordenado de anécdotas, no quiero concluir mi retrospectiva personal sin incluir en la misma algo del fraterno Manuel Quiles Cruz en su Crónica Mazatleca, cuando con el corazón en la mano escribía:

“…A 1120 km. Tenemos nuestro destino: Mazatlán, “Perla del Pacífico”, en Sinaloa. Lugar de excepcional belleza, incomparables vistas y hermosas noches; majestuosas y preciosas mujeres: música alegre y contagiosa; personas cálidas de espíritu.

“Tarde y noche en el traslado…y al amanecer el verde paisaje tropical, el “guamúchil” saludándonos y el manglar como queriendo hacer una caravana en señal de bienvenida.

“Llegamos con el propósito de ser fieles testigos de una serie de eventos que marcan y reconocen el cariño que algunas centenas de maestros tienen por un maestro rural etc, etc. A lo que con cariño respondo en palabras del inolvidable Manuel Zavaleta Santamaría: EL AGRADECIMIENTO ES LA MEMORIA DEL CORAZÓN.”

Sería imperdonable de mi parte no hacer referencia al proyecto que también distinguió a nuestro centro de trabajo: La Maestría en Educación con campo en Educación Ambiental.

En el evento que con este propósito se organizó, expresamos:

“… Los tiempos se cumplen y en el devenir de los mismos se manifiesta la tarea educativa. Corresponde al maestro rescatar y dar fortaleza cotidiana a la responsabilidad que nos ha encomendado nuestra profesión. No al apostolado, sino a la función concreta que desde el aula o el puesto técnico-administrativo, cumplimos cada uno de los que nos desempeñamos en el quehacer educativo…”

En el mismo mensaje dijimos:

“…La Inauguración de la Maestría en Educación, con Campo de Educación Ambiental, es el principio práctico de un Proyecto de grandes expectativas, ambicioso y bien fundamentado en la sustentación teórica y sobre todo, bien recibido por las autoridades académicas de la Universidad Pedagógica Nacional, los maestros egresados de esta Unidad y los profesionales en general interesados en la Educación. El.proyecto que se generó al interior de nuestra Institución y en el que participaron incansablemente sin límite de tiempo, los compañeros: Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán, Miguel Ángel Talavera Silva y Francisco Ochoa Cabrera, a ellos particularmente, Gracias, porque con ello nos enseñan una vez más que el maestro, es maestro por que aprende antes de enseñar…”

Este que pareciera un resumen de actividades dichas o comentadas de manera rápida, es el sentimiento convertido en realidad objetiva de un trabajador de la educación que por los diferentes rumbos de la República en que ha prestado sus servicios ha sido favorecido y obsequiado con la sabiduría de verdaderos maestros que ha encontrado en su camino, los anónimos han sido más de los que con renombre engalanan la historia de la educación en México y que mucho dieron al que esto escribe: Miguel Huerta Maldonado, Eduardo Maliachi y Velasco, Luis Gámez, Mariano Díaz Gutiérrez, José Angel Pescador Osuna, Rigoberto Castillo Mireles, Diego Valadez y dos grandes amigos dirigentes sindicales y maestros de vocación: José Abel Ramírez Ortega e Idulio Cortés López. De ellos aprendimos ser humildes y aprender antes que enseñar, de ellos conocimos que el maestro en muchas de las veces siembra flores y cosecha espinas, de ellos aprendimos también que la historia de la educación en México, está construida con el trabajo de muchos que en el anonimato construyeron con su vida gran parte del México que tenemos.

Mucho es lo que me gustaría decir en este espacio que me favorecen para expresar mi saludo en el aniversario número 18 de nuestro órgano informativo Caminos Abiertos, y sin embargo debo rubricar mi comentario con la pasión de un maestro enamorado de su profesión que expreso a mis compañeros y amigos de la Unidad UPN 095 DF Azcapotzalco, que: si el último de mis compañeros asesores y/o maestros alumnos en su caminar como servidor de la educación, viene a esta Unidad, o va de paso, es obligatorio detenerse, hacer un alto en respeto y veneración a los pilares de la Universidad Pedagógica Nacional, y tenga por seguro que desde ultratumba cuando estemos allá nos escuchará decir a todos, GRACIAS, valió la pena vivir porque como dijo el poeta “no son los muertos que en dulce calma descansan bajo la tumba fría, muertos son los que tienen muerta el alma y viven todavía.”

*Director Fundador de la Revista Caminos Abiertos. Actualmente se desempeña como Regidor en Mazatlán, Sinaloa.

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